Por. Alan Hernández
Dirigida por Oz Perkins, un maestro del horror psicológico, 'Longlegs' se ha convertido en un clásico instantáneo. Perkins explora temas como el "eterno retorno", un ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento que atraviesa la película, creando una sensación de inquietud que persiste mucho después de los créditos finales.
La historia cuenta con la impactante actuación de Nicolas Cage, quien nos sumerge en un papel tan intenso como perturbador. A su lado, Maika Monroe aporta una profundidad emocional que rompe con las convenciones habituales del cine de terror, llevando al espectador a explorar los rincones más oscuros del alma humana.
Los juegos mentales de los asesinos en las cintas detectivescas logran atrapar a los espectadores y los hace sentirse parte de la cuadrilla de oficiales tras el caso, pero cuando las pistas envuelven ocultismo, quizá resulte más cómodo mantenerse al margen.
Una mezcla entre el Asesino del Zodiaco, Búfalo Bill y hasta John Doe, es la forma correcta de describir a Longlegs, interpretado por un Nicolas Cage que consigue esconder su rostro tras un grotesco y bien logrado trabajo de maquillaje y una desquiciada actitud sardónica.
De tal forma que este maniático, ha desatado una serie de asesinatos por un largo tiempo y a falta de pruebas y líneas de investigación qué recorrer, el FBI tiene pocas opciones y es ahí cuando la protagonista, Lee Harker, entra en acción.
Aquí no hay nada nuevo que descubrir, una agente novata que su perspicacia lleva a que el caso tenga un significativo avance y a medida que la cinta avanza, se revela que su personalidad pareciera tener algo que ver con esta habilidad para resolver el acertijo.
La cinta es dividida en tres actos y mientras suceden, el suspenso es más grande, por lo que en algunos momentos se olvidan algunas escenas, que cuando toman relevancia en la cinta, en los cerebros de los espectadores se produce una explosión de sentimientos ante la revelación.
El guión va dando pistas que permiten que el espectador juegue al detective e incluso, se muestran cosas para él que los mismos personajes de la cinta, jamás entenderían al estar confinados a aparecer en pantalla.
Las actuaciones por su parte, son excelentes, logran hacer que las reacciones se sientan naturales y más que terror, logran introducir una atmósfera de angustia, que complementadas con las tomas con mucho aire, plantean que hay algo más grande que todo y todos en ese universo.
Innegablemente la fotografía es importante, pues su lenguaje cinematográfico deja mensajes ocultos que atacan de manera subconsciente y reafirman los discursos de cada escena, desde su paleta de colores hasta los mismos movimientos de la cámara.
Desde el tráiler y el título mismo, se advierte de la naturaleza sobrenatural que envuelve al caso y la forma en que todo transcurre del terreno de lo humano a lo fantástico transcurre a un buen ritmo, sin que haya tropiezos y el final es muy satisfactorio, deja preguntas sin responder que para nada se sienten como un error, al contrario, sirven para probar que el mal está por encima de la humanidad.
Lo que distingue a 'Longlegs' de otras películas del género es su impecable dirección de fotografía, a cargo del mexicano Andrés Arochi. Su visión única crea una atmósfera cargada de tensión, donde cada escena oscila entre lo bello y lo aterrador, transformando el miedo en una experiencia visualmente fascinante.
Nada en este filme es casualidad o accidente, todo está perfectamente bien cuidado y trabajado y se siente sincera, sin dar algo de más o de menos, es concisa, es aterradora, desesperante y entretenida de inicio a fin.
'Longlegs': El mal por encima de la humanidad